Un spa de campo y vida relajada en traslasierras.

Un spa de campo y vida relajada en traslasierras.

Sobre la falda oeste de las sierras de los Comechingones, al pie de la imponencia del champaquí, se hacen lugar dos pequeñas y antiguas poblaciones; San Javier y Yacanto.
Comparten al atardecer el cielo que se tiñe de anaranjado, Municipalidad, pulperías y caballos atados al palenque del almacén junto a camionetas 4x4.

En este punto de Traslasierra (a 10 Km de villa dolores), la vida, lo nuevo y lo antiguo transcurre en armonía en un entorno agreste y alejado de los ruidos.
A seis kilómetros se encuentra La quebrada del tigre y dentro del perímetro del pueblo también hay otros parajes pintorescos como Barranca de los Loros, El Carrizal y Baño del Obispo.
Yacanto tiene una impronta inglesa en su arquitectura que se ve reflejada en el hotel homónimo, como jardines cuidados, algarrobos centenarios, arroyos que lo atraviesan y una cancha de golf de 9 hoyos También, la opción del golf está la hostería El Pucara.
Las alternativas gastronómicas contemplan todos los gustos y es posible complementar la estadía con trekking, mountain bike, cabalgatas, excursiones en 4x4 y reconocimientos de hierbas medicinales. Desde hace unos meses, en San Javier, es posible quietarse el estrés en el spa de campo EL Petrel que responde al movimiento slow. Esta temporada de invierno abrirá sus puertas como complejo de cabañas. Abarca 3 hectáreas surcadas por el arroyo san Javier qué forma piletas naturales, con árboles frutales, olivos, huerta orgánica y jardines escalonados con acequias, donde crecen jacarandaes y hortensias. Ofrece cabañas para 3 y 4 personas y dormís con servicio de Spa, como la piscina de hidromasaje; 1 salón de usos múltiples, un quincho con vista al Campauí, horno de barro y asador bajo una higuera. El servicio incluye desayuno campestre con productos de la huerta, mermeladas naturales y queso de cabra.
El cielo diáfano de San Javier regala es avistaje permanente de cóndores que sobrevuelan por allí, muy cerca de sus nidos. Cuando nieva la panorámica al champaquí se convierte en una de las postales más bellas.

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